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Capítulo anterior[]

Destiny of Two Worlds/Capítulo 07: La Torre de Hera

Resumen del capítulo anterior[]

¡Por fin! Luego de varios días de gran esfuerzo, nuestro protagonista, Helio, ha obtenido los tres Colgantes de la Virtud. Ahora, en este capítulo, se dirigirá al Bosque Perdido para conseguir la Espada Maestra y terminar con todo lo que está pasando en Hyrule. Sin embargo, luego de eso, tendrá que enfrentarse a Yuga. Solamente así cesará todo. Pero bueno, a ver qué es lo que ocurre.

Frase memorable[]

- Esto demuestra definitivamente que eres el héroe que salvará a Hyrule.

Trama[]

Lo que sucedería más tarde demuestraría si Helio es el héroe de Hyrule, aquel destinado a proteger el reino. Luego de ese momento algo emotivo con Ravio, fue al Bosque Perdido. Obviamente, antes de dirigirse hacia allí, fue al Bar Lácteo, en Kakariko, para almorzar. Ahí se topó con Xavi, quien le dijo que lo acompañaría al Bosque Perdido. Así, después de terminar, ambos pusieron rumbo hacia allá. Algo que se podía ver era la presencia de soldados de la Caballería de Hyrule, ya que había muchos más enemigos que de costumbre, así que rondarían la villa para proteger a los habitantes. Además, solo dejarían salir a quien llevase algún arma o objeto que le brinde protección. Dado que el protagonista llevaba la Espada del Capitán y el Escudo de la Caballería, él pudo salir. Xavi, por su parte, llevaba un Escudo Hylian, el nuevo tipo de escudo que portaban los caballeros.Así, ambos salieron. Afortunadamente, la entrada al bosque no estaba tan lejos de Kakariko, así que simplemente debían defenderse de los enemigos presentes en los alrededores, como cuervos o soldados poseídos por Yuga. Al entrar al bosque, la visibilidad fue casi anulada al instante debido a una espesa niebla que cubría el lugar. Aún así, todavía se podía apreciar el entorno del bosque. Según Xavi, el bosque era un laberinto que solamente podía ser atravesado si se sabía el camino correcto. Afortunadamente, él conocía dicho camino, así que no hubo ningún problema. El bosque en sí era bastante grande, ya que ocupaba una buena parte de la parte superior izquierda del mapa. Afortunadamente, antes de entrar, Xavi le había dado a Helio las Gafas de las Pistas, un par de gafas con un espiral azul en los cristales que, al utilizarlas, convocaría al Fantasma de las Pistas, un fantasma con forma de signo de interrogación que, tras hacerle una pregunta, te la respondía, en este caso, la dirección hacia dónde ir. Dado que el bosque era inmenso, tardarían un buen rato en llegar a la Espada Maestra, así que charlaban mientras discutían.

- Vaya... - suspiró Xavi.

- ¿Ocurre algo, Xavi? - preguntó Helio.

- La princesa Zelda... espero que esté bien...

- ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso te importa la princesa o algo?

Al oir esa pregunta del protagonista, Xavi se detuvo en seco, se sonrojó y puso una cara nerviosa.

- Emm... Emm... Claro que no... Es solo que... - hablaba Xavi, sin saber qué decir. - Mejor usa las gafas otra vez. Creo que ya casi llegamos. Me parece que los mapas que vienen incluidos en las armaduras de Alme y Javier nos hubiesen servido mucho. - dijo, recobrando la calma.

- Mmm... Qué nervioso se puso cuando le hable sobre la princesa Zelda... Qué raro... - pensaba Helio, poniéndose sus gafas. - Según el fantasmita este, estamos muy cerca.

- Sin esas gafas estaríamos perdidos. Menos mal que Sahasrahla me las dio antes de venir.

20 minutos después, luego de caminar mucho, finalmente lograron atravesar parte del Bosque Perdido, llegando a un extraño lugar. Según Xavi, era el último obstáculo antes de llegar a la Espada Maestra. Había un gran muro de piedra, y en él, una gran puerta, también de piedra, y con el símbolo de la Trifuerza en ella, que tenía tres cristales triangulares, unidos como los de la Trifuerza, de un color apagado. Eran tres pilares. Pilares rectangulares que tenían un hueco en el centro, presumiblemente para colocar algo ahí. En la parte superior de los pilares había tres bases y, sobre ellas, tres pequeñas esculturas de piedra que adoptaban la forma de los símbolos de Din, Nayru y Farore. Helio, tras algunos segundos pensando, llegó a la conclusión de que debía introducir cada colgante dentro de su respectivo pilar. Así lo hizo, colocando el Colgante del Poder, Sabiduría y Valor dentro de los pilares en su debido orden. Al hacerlo, los colgantes empezaron a brillar y, por consecuencia, los tres dispararon un rayo simultáneamente hacia la puerta que tapaba el acceso, específicamente hacia su centro. Al recibir el rayo, el trío de cristales se iluminó de rojo, azul y verde, respectivamente, y gracias a ello, la puerta abrió, permitiendo atravesar y obtener el arma legendaria. Después de que la puerta se abriera lentamente, Helio y Xavi pasaron. Y ahí, sobre un pedestal ubicado sobre unas escaleras, en medio de un claro donde había muchos animalitos andando de aquí para allá, como pájaros, ardillas y mariposas, se encontraba la hoja legendaria, la Espada Maestra. Aquella espada de la que Sahasrahla tanto hablaba en sus relatos. Además, había algunos rayos de sol que atravesaban la densa niebla y las hojas de los árboles, iluminando un poco el paisaje. Ambos contemplaron la espada: era algo larga, pero lo suficiente para Helio; empuñadura y hoja moradas, y la Trifuerza grabada en la base de la hoja de la espada, con una joya amarilla en el centro de la hoja del mango. Dejando a un lado la contemplación, el dúo se acercó a la espada. Xavi leyó el grabado que estaba escrito en una placa en la parte inferior del pedestal.

- Mmm... Hylian Antiguo... Dejáme traducirlo para ti, Helio. A ver si lo que me enseñó Sahasrahla sirve de ayuda. - dijo Xavi.

- Claro. - respondió Helio.

Tras unos minutos de observar detenida y detalladamente todo el grabado...

- A ver... dice... "El Héroe destinado a proteger Hyrule aparecerá cuando surja alguna amenaza que ponga en peligro al reino. Solamente entonces será suya la Espada Maestra y acabará con las fuerzas del mal a través de la liberación de su gran poder."

- Entonces... Ese héroe mencionado en el grabado soy... yo...

- Así es. Así que tal parece que vas a tener que sacar la espada del pedestal.

- De acuerdo. Lo haré.

Dichas sus palabras, Helio se acercó a la Espada Maestra intentó sacarla. Al hacer esto, el arma empezó a brillar. A medida que el joven héroe sacaba la Espada Maestra, ésta desprendía un brillo azulado. Tras sacarla lentamente del pedestal, Helio alzó la Espada Maestra en todo su esplendor hacia el cielo, provocando que la hoja del arma soltase un esplendor blanco, lo que hizo que la niebla desapareciera y la visibilidad fuese mucho mayor. Además, el ambiente sombrío y algo oscuro se había alejado.

- Creo que estás siendo demasiado dramático. - dijo Xavi.

- Oye, no es mi culpa. Había que darle algo de emoción al asunto. - contestó Helio.

- En fin. Por lo menos ya tienes la Espada Maestra.

- Sí, pero... ¿Qué será eso de "gran poder"?

- No sé. Creo que deberíamos ir a ver a Sahasrahla.

- Pobre viejito, lo estamos estresando demasiado.

Ahora que la niebla se había dispersado y la luminosidad aumentado, la visibilidad era mejor que antes, por lo que solamente tardaron otra ratito en salir del Bosque Perdido. Tras salir de aquella laberíntica zona luego de batallar un poco con el mapa, volvieron a Kakariko, más precisamente a la casa de Sahasrahla para que les explicara lo del "gran poder" de la Espada Maestra. El anciano, obviamente, estaba sorprendido al ver a Helio portando la Espada Maestra.

- ¡Es... ES INCREÍBLE! ¡Esa es la Espada Maestra! - exclamó el sabio anciano atónito. - Esto demuestra definitivamente que eres el héroe que salvará a Hyrule.

- Sí, sí, sí... El resto ya nos lo sabemos, Sahasrahla. - dijo Xavi, viendo venir las palabras del viejo.

- Solo queríamos saber qué significa eso del "gran poder" de esta espada. - dijo Helio, desenvainando su espada.

Por cierto, se veía que la vaina para la espada era diferente a la anterior, ya que ésta apareció mágicamente atada a Helio en el Bosque Perdido, ya que había dejado la Espada del Capitán en su casa. Esta nueva vaina era de color azul con algunos toques y franjas de amarillo, con la Trifuerza en el centro de la misma, rodeada de un círculo, también amarillo.

- Está bien. - replicó el anciano. - Pues bien, la Espada Maestra tiene un gran poder que solo puede ser despertado por su portador. Normalmente, el poder de la espada es de la luz, pero puede variar dependiendo del poder interno del héroe que la porte. Por ejemplo, si el poder interno del portador de la Espada Maestra es el del hielo, la espada, por consecuencia, lanzará rayos con energía de hielo, y todos sus ataques con la espada tendrán el efecto del mismo elemento. El elemento es diferente entre cada generación de héroes. La Espada Maestra es capaz de canalizar los poderes de su portador.

- Vaya, que explicación tan... explicatoria... - dijo el protagonista después del relato. - Pero espera, si he sufrido de leves transformaciones que aumentan mi poder, ¿por qué la Espada del Capitán no hacía lo que tú acabas de explicar?

- Eso se debe a que la Espada del Capitán no es un arma mágica como lo es la Espada Maestra. Como no tiene energía mágica, la Espada del Capitán no puede canalizar ningún poder. Y además, gracias a tus transformaciones anteriores, he llegado a la conclusión de que tu poder interno es el del fuego, Helio. Helio se mostró sorprendido y estupefacto por todo lo que había escuchado.

- OK... - intervino Xavi. - ¿Entonces crees que con su poder interno y la Espada Maestra sea capaz de derrotar a Yuga?

- Pero por supuesto que sí. - contestó el sabio al instante. - Su poder interno es enorme. Eso lo sé gracias a esas pequeñas transformaciones que ha tenido últimamente. Estoy mucho más que seguro que será capaz de acabar con él muy fácilmente.

- De acuerdo. Gracias por toda esta información, Sahasrahla.

- No hay qué agradecer.

- Vamos, Helio. Creo que hay que ver qué es capaz de hacer tu poder. Así, Helio y Xavi se despidieron de Sahasrahla. Antes que el joven protagonista saliera corriendo hacia el Castillo de Hyrule para enfrentar a Yuga, ambos amigos fueron al Campo de Entrenamiento ubicado al sur de Kakariko. Iban a poner en prácitca el poder interno de Helio: el fuego.

- Muy bien, Helio. Creo que hay que probar lo que dijo Sahasrahla: lanzar un rayo. Inténtalo con esa diana de allá. - dijo Xavi.

El joven héroe se concentró, cerró los ojos durante 5 segundos para canalizar su poder en la Espada Maestra que, demostrando esto, se envolvió en llamas. Acto seguido, hizo un corte diagonal con la espada, despidiendo un rayo de fuego de la misma. El rayo de fuego viaja rápido, y alcanzó su objetivo en muy poco tiempo. Al hacer contacto, la diana se envolvió en fuego antes de convertirse en polvo. El dúo estaba impresionado.

- Muy bien... - exclamó Xavi atónito después de lo que acababa de ver. - Ya demostramos que lo de lanzar rayos era cierto.

- ¡Perfecto! - dijo Helio alegre e impactado.

- Creo que ahora sí ya puedes entrar en el Castillo de Hyrule y salvar a la princesa Zelda, Helio.

- ¡Qué bien!

- Pero antes de que te vayas, quiero darte esto. - dijo Zavi, dándole una botella llena de un líquido rojo a Helio. - Es una poción roja. Bébela para reponer tus fuerzas.

- Vaya. Gracias, Xavi.

- De nada.

- Aunque también podría llevar otra...

- ¿A qué te refieres?

- Podríamos ir a la Casa de la Bruja y comprar otra.

- O también podríamos ir a la Tienda de Pócimas de Kakariko.

- OK, OK, vayamos allí.

Ambos fueron a la dichosa tienda de pócimas, donde compraron otra poción roja por 50 rupias.

- Bueno, Xavi. Ha llegado la hora de que enfrente a ese maldito y salve a Hyrule. Nos vemos. Deséame suerte. - se despidió Helio.

- También salva a la princesa. - respondió Helio.

El momento de la verdad había llegado. Helio, ahora armado con la Espada Maestra, se dirige al Castillo de Hyrule, todavía extrañado por la última frase que dijo su amigo: "También salva a la princesa." ¿Acaso será que Xavi y la princesa Zelda esconden algo? Sea como sea, dado que Kakariko no estaba tan lejos del castillo, el portador de túnica roja llegó en unos minutos. De paso dio una vuelta a su casa, donde saludó a Ravio, quien también le deseó suerte. Como la casa de Helio se encontraba al sur del Castillo de Hyrule, él corrió en línea recta otros varios minutos. Finalmente, llegó a la entrada del Castillo de Hyrule, todavía obstruida por la barrera puesta por Yuga. Tras recuperar el aliento:

- Prepárate, Yuga... El momento de tu derrota se acerca...

CONTINUARÁ...

Próximo capítulo[]

Destiny of Two Worlds/Capítulo 09: Pelea en el Castillo de Hyrule

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