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Destiny of Two Worlds/Capítulo 10: Un Lugar y una Persona muy Especiales

Resumen del capítulo anterior[]

En el capítulo anterior, nuestro protagonista, Helio, conoció a la princesa Hilda, y aunque no se apreciara a simple vista, ambos se habían enamorado entre sí. Incapaz de decir lo que siente, Hilda manda a Helio a una nueva aventura. A partir de ahora, las cosas se pondrán un poco... Diferentes...

Frase memorable[]

- Te envié ahí para que encuentres a algunos aliados que te podrían ayudar.

Trama[]

Un rato después de desmayarse luego de su encuentro con la princesa de Lorule, Helio comienza a despertar. Despertó en una litera, más precisamente en la cama de abajo. Se levantó y observó más detalladamente su habitación: era una habitación para huéspedes, con algunos cuadros y cuatro literas. Sin más que ver, salió del cuarto. Como estaba en la segunda planta, bajó por las escaleras y, luego, se dirigió a la salida. Como no sabía por qué estaba ahí, quería preguntarle a alguien, y encontró en lo que parecía ser una especie de recepción a una señorita de pelo de color rojo y ojos azules. Vestía una camisa marrón de tirantes con botones encima de una camiseta blanca remangada y una falda azul.

- Emm... Disculpe, señorita... - dijo Helio.

- ¿Sí? - preguntó la señorita.

- ¿Se podría saber quién es usted, qué este lugar y dónde me encuentro ahora mismo? - preguntó el protagonista.

- Con gusto responderé sus preguntas, joven. Mi nombre es Anju, esta es la Posada del Puchero y ahora mismo se encuentra en la Ciudad Reloj, en Termina. - respondió la señorita, de nombre Anju.

- Entendido. Pero... ¿cómo llegué aquí?

- Lo encontré inconsciente en medio de la pradera mientras venía transportando leche. Entonces me decidí a traerlo aquí para que descanse, y como veo que ya se encuentra mejor, creo que piensa irse.

- Pues... Sí.

- Entiendo. Bueno, espero que te la pases bien adonde quiera que vayas.

- Eso espero. Gracias y adiós.

Helio salió de la Posada del Puchero y contempló su alrededor. Evidentemente, era diferente a cualquier lugar visto en Hyrule, ya que parecía una verdadera ciudad... porque lo era. Había tiendas por aquí, negocios por allá, y toda la cosa. Quiso salir de la ciudad, pero un soldado le impidió hacerlo.

- ¡Ah, no! ¡Eso no! ¡No te permitiré entrar si no llevas algún arma! - dijo el soldado a Helio, cambiando su gesto al ver la Espada Maestra. - Discúlpeme, señor. No me fijé en la hoja que trae. Puede pasar. - se aparta.

Finalmente logró salir de la Ciudad Reloj. Volvió a contemplar el paisaje. Era una gran pradera con pastizal, árboles, troncos caídos y más. Además, la ambientación cambiaba dependiendo de la dirección cardinal. Por ejemplo, hacia el este, de donde salió Helio de la ciudad, había un camino de pieda con pilares que llevaba a un cañón. La contemplación del protagonista fue interrumpida debido a que la gema rosa de su brazalete comenzó a brillar.

- ¿Helio? ¿Helio? ¿Puedes oirme? - se escuchó la voz de Hilda.

- ¿Hi-Hilda? - tartamudeó Helio.

- Sí, soy yo. Puedo comunicarme contigo a través del brazalete.

- Pues muy bien. Aunque... Quería preguntarte algo.

- ¿Qué? - ¿Por qué carajo estoy en este lugar llamado "Termina" en vez de Hyrule?

- La respuesta es simple. Te envié ahí para que encuentres a algunos aliados que te podrían ayudar.

- Mmm... Interesante... ¡¿Y en DÓNDE piensas que voy a encontrar aliados?!

- Tú solo sigue mis órdenes.

- A mí no me gusta seguir las órdenes de nadie, pero tratándose de ti, las cosas son diferentes.

El portador de la Espada Maestra hacía caso a lo que la princesa Loruleana le decía, no solo porque era necesario, sino porque, como ya se ha visto antes, está enamorado de ella. Unos minutos después, llegó a una casa en medio de la pradera. De dicha choza salió algo que se desplazaba a gran velocidad, muy superior a la de Alme y Javier, dejando una estela café detrás suyo. Lo que sea que vaya así de rápido, atacaba a Helio rápidamente con golpes. Como era tan rápido, no podía acertarle ni un golpe. Sin embargo, tras haber calculado perfectamente uno de los golpes, logró propinarle un buen espadazo. Como recibió el golpe, salió volando algunos metros. Cuando se levantó, Helio logró ver cómo era físicamente: era un joven un poco más bajo que él, con pelo largo y rojizo, como sus ojos, además de ropa color café, junto con un manto de café oscuro, un cinturón amarillo y una gorra del mismo color del manto.

- ¡Alto ahí! - dijo el extraño de forma tajante. ¿Qué quieres?

- Antes que nada, ¿quién eres tú? - preguntó Helio, sin sacar sus armas.

- Soy Brett, el antihéroe de Termina, ¡y no pienso permitir que vengas a destruir mi casa! - dijo Brett, echándose a correr nuevamente.

Dado que el antihéroe era muy rápido corriendo, Helio tenía que tener mucho cuidado cuando atacara. Tras atacar varios golpes, el protagonista tuvo una idea: esperar hasta el último momento en que el rápido corredor se acercara para propinarle un Ataque Circular. El plan funcionó, dejándo al portador de ropas marrones tirado en el suelo. El joven héroe, por su parte, se acercó a él apuntándole con el Cetro de Fuego.

- Escúchame, Brett... - decía Helio mientras seguía apuntando con el cetro. - Ni siquiera venía a destruir tu casa...

- ¿Ah, no? ¿Entonces? - preguntó Brett.

- Lo que pasa es que me enviaron aquí para conseguir aliados para realizar una gran odisea.

-  Entonces quieres que me una a ti. Vale. Lo haré. Pero... ¿Cuál es esa "gran odisea" de la que hablas?

- Salvar un reino.

Brett permanece pensativo por unos segundos.

-... Está bien. Te acompañaré. Y a todo esto, ¿cómo te llamas?

- Me llamo Helio. Soy el héroe de Hyrule.

- Pues mucho gusto.

Conseguir al primer aliado fue un éxito. Ahora era necesario ir a por el segundo. De nuevo bajo las indicaciones de la princesa, el dúo se dirigió hacia cierta parte de la Ciudad Reloj en donde decían que había una médium. Ambos entraron al establecimiento. Allí conocieron a una muchacha de cabello azul oscuro cobalto, que le llegaba casi hasta las caderas, con unos ojos penetrantes en color lavanda, y la piel clara con algunas cicatrices. Lleva un vestido verde limón, con un pañuelo morado y un delantal rosa.

- Espera, Helio. Antes de que te acerques a ella, tengo que decirte algo: me han dicho que está loca. - susurró Brett.

- ¿A qué te refieres? - preguntó el protagonista.

- Cuando ando por aquí, me han dicho que ella es médium. Concentra toda su energía espiritual para comunicarse con las almas que están en el más allá. Cuando empieza a tener pequeños mareos, sabe que significa que va a tener visiones en su cabeza, normalmente esas visones transcurren o en el pasado, o en el futuro. Cuando tiene esos mareos y no puede ver nada, oye voces en su cabeza. También me dijeron que Puede sentir la energía de las cosas y saber todo sobre ese ser a partir de su aura. Créeme, esto suena muy bizarro, y más porque es verdad.

- OK... ¿Y sabes qué más es bizarro? Que ella no haya notado que hemos estado en la puerta durante estos minutos. Supongo que es debido a que tiene los ojos cerrados.

- Es cierto. Pero... ¿Estás seguro de que tenemos que reclutarla?

- Absolutamente.

- Bien. En ese caso... Acércate. Yo me quedaré y cuidaré tu espalda.

Helio se acercó a la muchacha, quien comenzó a abrir los ojos cuando lo hizo.

- ¿Deseas algo? - preguntó la joven.

- Emm... Sí, claro. Quería saber si... - decía Helio.

- Si soy una médium. - se adelantó la chica.

- ¿Cómo lo supiste?

- Tu aura. Puedo saberlo todo a través de tu aura.

- Vaya... Así que seguro que sabrás por qué estoy aquí, ¿no?

- Por supuesto. Vienes a pedirme que te acompañe a ti y a tu compañero, Brett... - cambia su tono de voz a un tono romántico al mencionar al antihéroe. - Ehh... ¡Ah, sí! Que los acompañe a ustedes dos en un épico viaje para salvar un reino llamado Lorule.

Helio estaba boquiabierto.

- Y por cierto, creo que quieres saber cómo me llamo. Pues bien, mi nombre es Aura. Un placer. - estrecha su mano con la de un atónito Helio.

El joven héroe, por su parte, ya salió de su "trance". Brett se acercó. Cuando él lo hizo, Aura comenzó a actuar de una manera similar a la del protagonista con Hilda, actuando con nerviosismo, aunque de manera algo más controlada.

- Vaya... Ese comportamiento que acaba de tomar Aura me resulta muy familiar... - pensó Helio.

- Y bien... - habló Brett. - Además de tus habilidades de médium, ¿posees alguna otra técnica?

- Pues sí. Créanme o no, pero también sé algunos hechizos. Sorprendente, ¿no? - respondió ella.

- ¿Hechizos? ¿Cómo cuáles? - preguntó el protagonista.

- Hechizos de fuego, de rayos, de velocidad, de hielo, entre otros. Hasta los puedo cargar para hacerlos más poderosos. ¿A que mola?

- Emm... Sí. Pero bueno, que creo que tenemos que irnos ya.

- ¿Tan pronto? - interpuso la médium. - Pero si yo quería comer algo... - cambia su tono al de una niña haciendo berrinche.

- ¿Y ese cambio...?

- Mejor vayamos a comer, Helio.

Escuchando al de ropaje café, todos fueron al Bar Lácteo, un lugar de la ciudad donde podían comer y que, coincidentemente, se llamaba igual que el de Hyrule. Ahí, Helio vio a un señor que se parecía a Talon pero con ropa blanca con manchas negras, al que también le llamaban "Barman". Estuvieron allí un buen rato discutiendo, escuchando a la banda que tocaba y comiendo. Un par de horas después, salieron de ahí.

- Creo que será mejor que ya nos vayamos, ahora que ya comimos y todo. - dijo Brett.

- Pues sí, creo que ya hemos terminado. - respondió Aura. - ¿Y a dónde vamos, Brettcy? - dijo al antihéroe, en tono de enamorada.

- Mejor dejemos de hacer tanto relleno y vámonos. - interrumpió Helio.

- Claro. Pero antes... Tengo que ir por algo. Enseguida vuelvo. - contestó el rápido, echándose a correr hacia la parte trasera de la ciudad.

- Y yo olvidé mi libro de hechizos. Yo también vuelvo. dijo la médium, regresando a su establecimiento.

Como resultado, el portador de la Espada Maestra tuvo que esperar algunos minutos hasta que sus compañeros regresaron. Brett fue el primero en llegar, trayendo consigo una espada larga, algo más que la Espada Maestra. Su hoja es de color dorado, y su empuñadura es de color café y gris, aunque también tiene algunas partes en color dorado. Tiene un círculo de color entre verde y azul que se ilumina y oscurece.

- Hala, Brett. Qué espada... - dijo Helio, sorprendido, mientras contemplaba la espada de su aliado.

- Sí, ya sé que impresiona, Helio. Es la Espada Sagrada, aquella que solo el antihéroe, o sea, yo, puede portar. - respondió Brett, presentando su espada. - Además, aproveché para conseguir este escudo. - dice, presumiendo su escudo. - Es el Escudo de Ciudad Reloj.

- Ahora hay que esperar a que Aura llegue.

- Espera, que tengo más cosas en mi casa. Ahorita vuelvo... De nuevo.

Brett fue corriendo hacia su casa para traer X cosas. El protagonista tuvo que esperar nuevamente. Un rato después, Aura llegó con su pequeño libro de hechizos bajo el brazo.

- Tardaste algo. - dijo Helio, mostrando señales de impaciencia.

- Perdona, pero es que no recordé dónde lo puse. - se rectificó Aura. - Y por cierto, ¿y Brett? - cambia su tono a uno de enamorada.

- Fue a su casa a traer no sé qué. Espero que no tarde.

Brett llega inmediatamente después.

- Perdón por llegar tarde. - se disculpó Brett.

- Eso no importa, Brettcy... - respondió Aura, con cara de enamorada.

- Nah, no te preocupes, Brett. - respondió Helio. - Y por cierto, ¿qué fuiste a recoger a tu casa?

- Eso ya lo verás después. Y ahora... ¡Vámonos!

Dichas las palabras del antihéroe, apareció un portal justo enfrente de los tres. El brazalete de Helio empezó a brillar.

- Helio, atraviesa este portal. Los llevará a Hyrule. - dijo Hilda.

- Entendido y anotado, Hilda. - respondió Helio, volteando a ver a sus compañeros. - Brettcy, Aura... ¡Vamos!

Los tres entraron en el portal. Helio regresaba a su tierra natal, mientras que sus aliados la conocerían. A ver qué sucede en Hyrule...

CONTINUARÁ...

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Destiny of Two Worlds/Capítulo 12: De Vuelta a Hyrule

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