Al día siguiente...
Teodora: Tenéis tiempo de hacer lo que queráis hasta esta noche. Quedaremos en el barco.
Sergio: De acuerdo, hasta luego.
Sergio y Sherlyn se alejaron del barco e intentaron decidir qué hacer.
Sherlyn: ¿Se te ocurre qué podríamos hacer? Porque a mí no.
Sergio: Voy a entrenar con la espada. Luego ya veremos qué hacemos por la tarde.
Sherlyn: De acuerdo.
Sergio: Por cierto, ¿es verdad que hay una cueva por aquí?
Sherlyn: No lo sé, fue lo primero que se me ocurrió.
Sergio: ¿Hablas en serio?
Sherlyn: Completamente.
Sergio estuvo toda la mañana entrenando movimientos de espada. Por la tarde él y Sherlyn estuvieron dando una vuelta por toda la zona del Océano Zora. Cuando llegó la noche...
Teodora: Hola chicos, llegáis a tiempo.
Sergio: ¿Ha llegado ya tu ayudante?
Teodora: Sí, por ahí viene.
???: Hola Dora. ¿En qué puedo ayudarte?
Teodora: Este es mi ayudante, se llama Mikau.
Sergio y Sherlyn se quedaron muy sorprendidos.
Sherlyn: ¿Mikau es tu ayudante?
Mikau: Volvemos a encontrarnos. ¿Qué hacéis por aquí?
Teodora: ¿Os conocéis?
Sergio: Si, él fue quien me recomendó mejorar mi espada.
Sherlyn: ¡Y yo soy su mayor fan!
Teodora: Mikau, ¿está todo listo para partir?
Mikau: Si.
Teodora: Bien, pues allá vamos.
Teodora dio media vuelta al barco y empezaron a navegar hacia la cueva. De camino...
Sergio: Dora, ¿puedo preguntarte algo?
Teodora: Por supuesto. ¿De qué se trata?
Sergio: ¿Sabes por qué esos piratas se convierten en esqueletos a la luz de la luna?
Teodora: Por una maldición.
Sherlyn: ¿Una maldición?
Teodora: Si. Hace poco apareció un cangrejo muy grande en el Templo del Océano Zora y desde entonces aparecen piratas por la noche en la costa.
Sherlyn: ¿Y cómo podemos deshacer esa maldición?
Teodora: La única manera de anularla es derrotando al cangrejo.
Mikau: Lo malo es que no se sabe dónde está el templo, pero en la cueva a la que vamos hay un mapa que indica dónde está.
Sergio: Bueno, nos vamos al camarote a descansar.
Mikau: De acuerdo, ya os avisaremos cuando lleguemos o por si hay algún problema.
Sergio: Vale.
Sergio y Sherlyn se metieron en el camarote y hablaron sobre la aventura.
Sherlyn: Sergio, ¿estás bien?
Sergio: Si, estaba pensando en mis hermanas. Ojalá acabe todo esto pronto para estar más con ellas, porque desde que salvé a Romani apenas las he visto.
Sherlyn: No te preocupes, es normal que las eches de menos. Ya verás cómo esto termina pronto y estás de nuevo con ellas.
Sergio: Gracias. Por cierto, ¿tú te imaginabas que Mikau era el ayudante de Dora?
Sherlyn: Para nada. No te lo imaginabas tú, me lo iba a imaginar yo.
Teodora: ¡Corre Sergio, sube a ayudarnos!
Sergio: ¿Qué pasará arriba?
Sherlyn: ¿Un abordaje, tal vez?
Sergio y Sherlyn subieron a cubierta y vieron que había tres Piratas Esqueleto con dos hachas cada uno.
Sergio: ¡Los piratas!
Teodora: Vamos a por ellos.
Uno de los piratas intentó atacar a Sergio, pero éste lo esquivó, le dio cuatro espadazos y le derrotó. Teodora derrotó a otro con mucha facilidad gracias a sus dos espadas. Mikau derrotó al último con ocho golpes rápidos con sus aletas.
Teodora: Vamos a los cañones, tenemos que derribar su barco.
Sergio, Teodora y Mikau dispararon los cañones y lograron derribar el barco.
Pirata: ¡Os acordaréis de esto!
Los piratas se hundieron y Teodora se dirigió hacia el timón.
Teodora: Bueno, ya podemos seguir.
Sergio: Nosotros volvemos al camarote a seguir descansando.
Teodora: De acuerdo.
Un rato después...
Teodora: ¡Sergio, ya hemos llegado!
Sergio salió a cubierta y vio una cueva.
Sergio: ¿Aquí está el tesoro?
Teodora: Así es. Iré yo sola.
Sergio: ¿Qué? ¿Y si te pasa algo?
Teodora: No te preocupes, con dos espadas puedo defenderme.
Sergio: Pero... está bien, pero si algo te pasara yo chasquearé los dedos. Entonces cierra los ojos y sal corriendo.
Teodora: No acabo de entenderlo, pero vale. Nos vemos dentro de un rato.
Sergio: Vale, hasta luego.
Continuará...