Un rato después Sergio y Sherlyn prosiguieron su camino hacia la cueva.
Sergio: ¿Qué crees que habrá en esa cueva?
Sherlyn: Ni idea, la verdad.
Un rato después llegaron a la cueva, que estaba custodiada por un dios.
Dios de la cueva: ¿Quiénes sois vosostros?
Sergio: Soy Sergio, y ella es mi compañera Sherlyn.
Sherlyn: ¿Su jefe no le ha hablado de nosotros?
Dios de la cueva: Sí, por supuesto que sí, os estabamos esperando. Bienvenidos a la Cueva Celestial.
Sergio: ¿La Cueva Celestial?
Dios de la cueva: En efecto. En esta cueva tendrás que superar unos cuantos obstáculos para conseguir un objeto que te ayudará contra Hades.
Y el Dios de la Cueva Celestial se apartó de la misma.
Dios de la cueva: Te advierto que tengas cuidado, aquí dentro hay unos enemigos fuertes.
Sergio: No se preocupe, lo tendré.
Sergio y Sherlyn entraron a la cueva. En la primera sala había una puerta cerrada, telarañas y un ojo detrás de una de ellas.
Sherlyn: Este sitio da grima.
Sergio: La verdad es que llevas razón, pero hay que seguir adelante.
Sherlyn: ¿Pero cómo vas a darle al ojo con la telaraña del medio?
Sergio: Voy a quemar la telaraña.
Sergio sacó su arco, quemó la telaraña con la Flecha de Fuego, le dio al ojo y la puerta se abrió.
Sherlyn: Bien pensado.
Sergio y Sherlyn accedieron a la siguiente sala, en la que había una Flor Deku en el lado donde estaba, otra en una plataforma que había en el medio y otra al otro lado, con dos Bubble Azul a los lados.
Sherlyn: Este va a ser más díficil.
Sergio avanzó, pero de repente apareció una Skulltulla delante de él. La derrotó, buceó en la Flor Deku y llegó a la plataforma del medio. Los Bubble Azul se acercaron, pero Sergio se protegió y se cayeron al vacío. Entonces se abrió la puerta de enfrente.
Sergio: Sigamos.
Sergio utilizó la Flor Deku para llegar al otro lado. Volvió a la normalidad y accedió a la siguiente sala, que era circular. Sin embargo, las puertas se cerraron. Entonces apareció un Lizalfos.
Sherlyn: ¡Cuidado!
El Lizalfos se acercó a Sergio e intentó darle con la cola de pinchos, pero éste le esquivó y le dio tres espadazos. Acto seguido el Lizalfos saltó hacia atrás y escupió fuego por la boca. Cuando paró Sergio le atacó, pero se protegió con el guantelete. Intentó dar un puñetazo a Sergio, pero éste se protegió con el escudo. Acto seguido se agachó, pero cuando iba a golpear a Sergio éste lo esquivó y le dio tres espadazos. El Lizalfos saltó hacia atrás y escupió fuego por la boca, pero Sergio se acercó por detrás y le dio tres espadazos. Acto seguido el Lizalfos intentó dar a Sergio con la cola de pinchos, pero éste le esquivó. Sin embargo, el Lizalfos logró darle un puñetazo en su abdomen.
Sergio: ¡Aaaahhhh!
Sherlyn: ¡No!
El Lizalfos intentó darle con la cola de pinchos, pero Sergio se protegió con el escudo, le pegó tres espadazos y le derrotó.
Sergio: Ya está... sigamos.
Las puertas se abrieron y Sergio accedió a la siguiente sala, en la que había un interruptor. Sin embargo, Sergio empezó a resentirse de su dolor en el abdomen.
Sergio: Esto duele bastante.
Sherlyn: Déjame ver cómo lo tienes.
Sergio se sentó en un rincón y Sherlyn miró la parte izquierda de su abdomen, pero no vio nada.
Sherlyn: Pues yo aquí no veo nada. Debe de ser el golpe.
Sergio: Pues flojo no me ha dado, la verdad.
Sherlyn: Descansemos aquí un rato, a ver si se te pasa.
Sergio: Está bien.
Sherlyn: Oye, ¿qué haremos cuando acabe todo esto?
Sergio: Lo primero será rescatar a tu amiga y luego tú podrías...
Sherlyn: ¿Podría qué?
Sergio: Nada, olvídalo. Era una tontería.
Sherlyn: Está bien, si tú lo dices...
De repente Sherlyn se puso seria.
Sherlyn: Pero hay algo en lo que tienes razón.
Sergio: ¿En qué?
Sherlyn: Esto no se acabará con conseguir esos fragmentos de piedra y colocarlos donde sea. También tenemos que anular el hechizo de Nelly.
Sergio: Y no olvidemos tampoco a Sisley, que su hechizo tiene tela. Imagínate lo que tiene que ser querer salir a la calle y no poder hacerlo por tener el aspecto de un enemigo.
Sherlyn: Por eso tenemos que seguir adelante pase lo que pase. Hay gente que nos necesita y no podemos defraudarles.
Sergio: Por supuesto. Prometí salvarles y eso haré.
Un rato después...
Continuará...