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Vendetta/Capítulo 36: Iniciación de la Caída[]

Conoce a Cradd.[]

Estaba junto a él. Estaba parado justo en frente del considerado “Séptimo de Todos: El Lógico y Estratega”. Era nada más y nada menos que Cradd. Tenía la misma apariencia del personaje del séptimo cuadro: barba desarmada, partes del rostro quemado, ojos rojos, prendas del antihéroe malgastadas y entre otros detalles. Él me dijo: “Un gusto conocerte, hijo”, con una sonrisa que me molestaba y más ese tono tan irónico agregada. Maldito idiota. Una de las personas que más odiaba estaba frente a mí. Me acerqué un poco para que logre verme mejor y le pregunté: “¿Qué quieres de mí? ¿Matarme? ¿Secuestrarme?”, pero no hubo respuestas.

En la cueva del manantial se formó un profundo silencio. Sólo se lograba escuchar las gotas de agua que caían de las rocas puntiagudas sobresalientes del techo. No entendía cómo, pero goteaban sin detenerse. La única razón que encontré es que debe ser alguna clase de magia que tenga la cueva. El silencio se extendió por unos segundos debido a que Cradd mantenía su silencio. Después de que me acerqué un poco más, Cradd sólo se quedó mirándome estupefacto y con algo de nostalgia.

- Lucy… - dijo en voz baja.
- ¿Lucy? – repetí con incógnita, sin saber a quién se refería.
- Al final saliste igual a tu madre.
- ¿Acaso planeaste todo esto para entablar una conversación familiar o qué? Y por cierto… - dije molesto, pero fui interrumpido.
- ¿Planear esto? Para nada, fue todo improvisado. De hecho yo no tenía pensado conocerte tan pronto después de mi escapatoria. Tú y Xavi me obligaron a hacer esto.
- ¡Nosotros no hicimos nada! – exclamé aún molesto.
- Sí, lo hicieron. Yo estaba tranquilamente llevando a cabo mi plan en la torre cuando tu amigo percibió mi aura. ¿Y entonces qué querías que hiciera al saber eso? ¿Quedarme esperando a que él llegase y arruine todo? – me hablaba con rapidez para no dejarme hablar o le haga más preguntas.
- Te pudieras haber equivocado. ¿Qué pasaría si Xavi y yo te ignoraríamos y solamente nos hubiéramos ido de Términa? Te habrías quedado aquí como un estúpido esperando.
- Oh, sí, esa era una de las ocho opciones que pudieron escoger ustedes antes de venir acá – responde mirando el techo, ignorando completamente la pregunta.
- ¿Ocho opciones? – pregunté extrañado con lo que dijo.
- Así es, y lamentablemente escogieron la que más me beneficiaba… La primera de las ocho, la que eligieron ustedes y la cual tenía un 50% de chance para que lo escogieran. ¿Te la explico? – terminó preguntando, a lo que yo respondí afirmando.

Justo antes de que empezara, un fuerte golpe se escuchó afuera, como si algo gigante hubiera caído. Luego Cradd empieza: “La primera opción era que tú, Xavi y el chico de naranjo vinieran hacia la cueva por mi llamado de atención al percibir mi energía, pero antes de entrar se esparcirían por lugares distintos. De esta forma lo pensé yo, conociendo las habilidades de cada uno: Xavi va a la cueva para enfrentarme, tú te quedas detrás de él para ahorrarte la tarea, porque eras el más débil de los tres, y el de naranjo va al otro lado a despejar la zona. Parece que todo fue un éxito. Raki se encargaba de Xavi y Diadros del “ropas naranjas”, aunque él todavía no está preparado para enfrentarlo, por eso sólo le encargué que lo dejase en el pozo. Mientras tanto, la chica que te trajo aquí de seguro estará entretenida combatiendo contra Xavi; por eso se habrá escuchado ese golpe afuera. Si llega a ser posible, Diadros ayudará a Raki en algún momento, creo que justo cuando estén en el río. Por supuesto, yo planifiqué las posibles batallas, por eso sé todo lo que pueda llegar a pasar. Espero que los chicos continúen con vida después de toda esa distracción que le darán a tu amiguito. Después de todo, no podrán contra Xavi ni aunque éste estuviera con las manos atadas “, me explicó terminando con una risa molesta.

¿Realmente pudo analizar a la perfección lo que iba a ocurrir? Maldición… yo estaba pensando justo en la opción que menos beneficiaba. Además, ésta era una de ocho opciones. ¿¡Cómo serán las otras!? Me había quedado con intriga por saberlas... Entonces, Cradd me pregunta si quería escuchar las otras. Como la primera me dejó en “shock” y además quería saber qué tan estrega era el tipo, decidí oír las demás. Me advirtió que debía tener paciencia, ya que todas las iba a explicar detalle a detalle, pero yo le contesté que no me importaba, porque de esta manera puedo saber más de él y también Xavi llegaría a tiempo. Esto último causó que Cradd sonriera sarcásticamente.

Finalmente, comienzan las explicaciones con un rápido ritmo de habla: “La segunda opción, que tenía un chance de 25% para que lo escogieran, era algo parecido a la primera, sólo que en este caso los tres avanzarían cerca de la cueva juntos y se separarían en un momento dado. La separación lo pensé de esta forma: Xavi entraría a la cueva y tú con el de naranjo se quedarían afuera, pero en este caso ambos no se distancian. Lo único que iba a dificultar es que Xavi entraría con más rapidez y Diadros le costaría un poco más llevarse al de naranjo por estar contigo, pero el desenlace sería el mismo: tú terminarías aquí, el de naranjo en el pozo y Xavi distraído”.

“La tercera opción, que tenía un chance de 15%, era que los tres ingresarían directamente a la cueva. Allí, Raki tendría que arreglárselas para separarlos y dejar las cosas de la misma forma: Diadros se lleva al de naranjo, tú te quedas conmigo y Raki entretiene a Xavi. Esta opción cualquiera lo escogería, pero conociendo a mi viejo amigo no querrá entrar con ustedes dos. Por suerte no fueron tan bruscos, porque esta opción dificultaba mucho a Raki y no confirmaba la aparición tuya dentro de la cueva. De hecho, podría caer el de naranjo o el mismo Xavi. Si fuera esto último, pues no quedaría otra que comenzar una batalla entre todos”. Maldito Cradd, de esta manera pensaba antes de crear todas sus trampas… Analizaba todo; el terreno, la forma de pensar y habilidades de sus enemigos, la forma de pensar y habilidades de sus aliados, las chances de que se lleve a cabo una opción…

“La cuarta opción, que tenía un chance de 5%, era que tú con Xavi ingresarían directamente a la cueva, mientras que el de naranjo se quedaría afuera despejando todo el lugar. Esto lo veía difícil debido a que mi viejo amigo no sería capaz de dejar solo a una persona con tantos monstruos ahí fuera, aunque posiblemente él lo podría usar de cebo para que tú con él ingresaran libremente por si habría otra trampa. Pero igualmente no lo creo, Xavi no piensa de esa manera; ni siquiera es bueno para crear planes. Aun así, esto de seguro lo escogería si percibiera las auras de mis discípulos alrededor. Siendo sincero ésta era la segunda opción que más me complicaba, ya que Raki tendría que hacer lo suyo para alejarlos de la cueva y despistarlos, mientras Diadros hace lo suyo con el de naranjo. Luego tendría que salir yo y enfrentarme junto a Raki en un 2 contra 2 contigo y Xavi”.

“La quinta opción, que tenía un chance de 3%, era que Xavi ingresaría directamente a la cueva, mientras que tú y el de naranjo se quedarían en la parte baja de Ikana. Esta opción podría ser la que más me beneficiaba, ya que así Raki se encargaría de encerrarme a mí y a Xavi en la cueva, para luego tú y el de naranjo sean secuestrados por ella y Diadros. Tal vez tu amigo terminará venciéndome, pero si llegara a ser así, Raki terminaría asesinando a ti y a tu compañero en el secuestro. Un fallo total para Xavi como protector, ¿no? Pero igual iba a ser difícil que se cumpla esta opción, porque mi viejo amigo no sería tan estúpido como para dejar a los dos tan lejos sabiendo que había peligro alrededor. Además, tú y el de naranjo le hubieran insistido en subir si Xavi quisiera escoger esta opción”.

“La sexta opción, que tenía un chance de 1,4%, era que alguno de ustedes lanzaran objetos hacia el interior de la cueva desde las afueras y así sorprenderme. Esto lo veía todavía más difícil, porque parece que ninguno llevaba bombas u otra cosa para lanzar y disparar flechas sería inútil debido a la oscuridad que se ve desde fuera. Además, Xavi querrá un enfrentamiento directo conmigo y no realizar un plan tan infantil. Si hubieran escogido esta opción, Raki los esperaría con una sorpresa antes de que ustedes pudieran haberme aventado algo y al final terminaríamos combatiendo entre todos”.

“La séptima opción, que tenía un chance de 0,5%, era que solamente Xavi y el de naranjo hubieran venido acá y tú te quedarías en la ciudad. Esa opción se ve relativamente posible, pero a la vez realmente imposible, ya que tu amiguito no sería capaz de dejar solo a la persona que está protegiendo sabiendo que yo y mis discípulos, a quienes de seguro no les encontró un aura de personas con buenas intenciones, estábamos en Términa merodeando. Más aún tú estarías buscando a una amiga tuya que vive por acá, así que de seguro le hubieras insistido en venir. Si se hubiera cumplido esta opción, entonces todo lo que estaba haciendo yo no serviría de nada, por lo que declinaría todo lo pensado y no haría nada, o simplemente iría a atacar directamente a tus amigos; eso dependía de la situación”.

“Y la última opción, que tenía apenas un chance de 0,1%, era que simplemente me pasaran por alto y seguirían con todo lo que estaban haciendo. Es la misma opción que me dijiste hace un rato, pero era la más imposible a escoger conociendo a Xavi. Hubiera sido un milagro si él ignoraría mi presencia”. Es increíble… Tenía pensado todas las maneras de cómo anularnos. Justo Xavi y yo teníamos planeado en la que caeríamos con más facilidad. No tenía palabras para hablar. Podría decir “Increíble”, pero estaría halagando a mi enemigo y eso me dejaría en una posición muy vergonzosa… Además, estaría reconociendo que él llega a ser superior a mí.

Tras el silencio que se creó en el lugar, Cradd se sorprende por mi “congelamiento”. “¿Qué pasó? ¿No vas a decir nada? Además tenía planeado otras dos opciones, pero me di cuenta que serían extremadamente imposibles y quedaron con un chance de 0%. La primera era que ignorarían la energía que transmitía yo para hacerlos caer e irían a la Torre de Piedra. Y la otra opción era que terminarían acobardándose al llegar frente a la cueva. Pero bueno, ¿en serio no vas a decir nada?”. Y yo estaba en blanco. Permanecía cabizbajo, escuchando cómo hablaba y hablaba. No sabía qué decir. Lo único que se venía a la cabeza es “increíble”, pero nada más.

Luego Cradd se acerca a mí y me mira, pero yo desvío la mirada. Alcanzaba sólo a verles sus sucias botas. Entonces, él me dice algo mientras me miraba: “Te recomiendo una cosa: cuando quieras decirle algo a otra persona, sólo dilo. A veces cuenta hasta tres antes de decirlo, pero la idea es decir las cosas cómo las crees. Ahora mismo quieres decirme algo, pero le das muchas vueltas a la cabeza y no te atreves. Por ese detalle terminaré creyendo que eres un cobarde, una persona tímida, alguien tonto por esconder sentimientos, o incluso alguien que no reconoce ser inferior a otro. ¡Es obvio! Tú me consideras tu enemigo y no quieres verte inferior, ¿cierto? Crees que es vergonzoso, pero estás equivocado, hijito. Demostrarías franqueza, algo que ni yo mismo tengo. Deberías avergonzarte por ser tan cobarde”.

¿Qué mierda? Hasta creía que me leía la mente o algo. Me decía justamente lo mismo por lo que yo estaba pasando en ese instante. Es por culpa de eso que cada cosa que me decía lo podía sentir como un golpe… Me sentía débil y chico al lado de él. Ya sólo le faltaba su último golpe para hacerme un K.O. Pero no, quise resistir más en la pelea. Así que para no cargar más mi conciencia, terminé diciendo lo que tenía pensado todo ese rato: “Increíble”. Lo dije en un tono bajo, casi sin escucharse. Cradd se hizo el desentendido y me pide que repita lo que dije, así que alcé la voz y sin levantar la mirada le dije: “Que ha sido increíble como pensaste en todo eso”. Al oír estas palabras, Cradd da media vuelta y se aleja de mí caminando lentamente.

- Te felicito – me dice ya estando lejos -. No cuesta nada, ¿cierto?
- No – contesté en tono muy bajo.
- Así es. Porque tú debes reconocer que yo soy superior a ti, que Drott es superior a ti, que todos tus aliados son superiores a ti. ¡Es más! ¡Yo soy el mejor porque pude vencer a Drott! – exclamó levantando los brazos, llamándome la atención.
- ¿Qué? – pregunté extrañado, levantando la mirada.
- Lo que escuchaste. ¿Por qué crees que Xavi no ha percibido su aura cerca? Es porque no está conmigo. Yo mismo lo maté en esa celda de porquería – respondió, dejándome boquiabierto -. Mi plan se llevó a cabo con éxito, tal como pensaba desde el principio. ¿Acaso creían que realmente yo era aliado de él? – terminó riendo a carcajadas.
- Pero… Eso no es posible – dije casi sin palabras y bajando la cabeza de nuevo.
- ¡Claro que es posible! Y mi sueño ya se está cumpliendo; mis primeros discípulos son los cuatro chicos que van conmigo. Muy pronto tendré más gente a mi lado y poco a poco, el número de seguidores crecerá, haciendo que la gran caballería de Hyrule se vaya a la mierda. El Rey me reconocerá y me convertiré en su mano derecha, para que luego me conceda el permiso de la mano de su hija, Zelda. Entonces cuando él muera, ¡yo me convertiré en el Rey de Hyrule! – exclamaba con felicidad atrapado en sus sueños - Dominaré las tierras de Términa, Labrynna, Holodrum, Subrosia, Crepúsculo, Celéstea, Sobre las Nubes, ¡y hasta el mundo humano! ¡Conquistaré todo!
- ¡Es imposible! Ni siquiera puedes vencer a Xavi, la mano derecha del Rey – contrarresté.
- Pero él es sólo un guerrero y nada más. ¡Yo seré el maestro de todo un grupo de combatientes, de toda una caballería!
- ¿Y eso qué? ¡Él es el mejor guerrero de Hyrule y nadie lo puede derrotar!
- Si es necesario, yo mismo lo haré – bajó el tono, a uno más siniestro -. Entrenaré muy duro en estos tiempos y cuando me sienta preparado, me lo enfrentaré cara a cara y verán cómo lo humillo delante de todos.
- Tú…

Intenté terminé la frase con “estás loco”, pero la rabia y el disgusto por escuchar todas esas barbaridades provocaron que las palabras claves de la frase no salieran de mi boca. Qué tonteras pensaba Cradd. Podrá ser muy estratega e inteligente, pero sólo utiliza esas habilidades para pensar y realizar estupideces sin sentido. Era un inútil, un gusano más en el mundo. Un ser que aceleraría mi construcción del muro. Sólo será un estorbo en la sociedad. Piensa en crear un régimen totalitario entre todos los mundos donde sólo él gobernará. Piensa en derrocar a Xavi y quitarle todos los reconocimientos que él tiene, incluso a la chica que más quiere: Zelda. ¡Hasta piensa derrotarlo! Es un maldito desquiciado, después de todo…

- Pero hay algo que me está molestando mucho en mi camino, porque hasta podría hundirme en mi futuro reinado – dice pensativo.
- ¿Qué cosa es? – pregunté sin tomarle mucho en cuenta.
- Tú – contesta a secas y apuntándome, llamándome la atención; ambos nos quedamos mirando sin expresión alguna, junto a un profundo silencio que fue quebrado tras unos segundos -. Tú eres esa gran molestia – agregó bajando su mano.
- Yo no tengo nada que ver contigo – repliqué con seriedad.
- Claro que lo tienes: primero eres el denominado “Último de Todos”, algo que no te quepa para nada con tu tremenda debilidad. Encima ya no podrás realizar el objetivo que tenías, ya que yo fui quien mató a Drott, así que debo ser yo el único “Último de Todos”. Y segundo, lamentablemente tú eres mi hijo, idea que estaba prohibida en mi plan.
- No te preocupes, no te considero mi padre y jamás lo consideraré.
- Pero es así la cosa: tú eres mi hijo, yo soy tu papi. No importa cuánto quisiéramos no reconocerlo, pero nada se le puede hacer. ¿Y qué pasaría si la gente ve que el Rey de Hyrule tiene un hijo reconocido como el “Último de Todos”? Mi reputación se hundiría, porque todos amarán al antihéroe, no a su Rey.

En la cueva se creó una atmósfera muy tensa. Ambos nos quedamos mirando con total seriedad. De hecho toda esa conversación la llevamos a cabo sin demostrar una expresión distinta. Más que una conversación de “padre e hijo”, parecía más entre rivales que no se podían ver ni las caras. Que cada uno odiaba la existencia del otro, que ni tan siquiera se soportaban verse en pinturas. Pero ahí estábamos, frente a frente, cara a cara. Cada uno con los ojos clavados al del otro. Como Cradd fue el que terminó de hablar recién, me tocaba a mí decir algo.

“Entonces mátame aquí mismo, sin dudarlo por un segundo. Estaré esperando”, dije alzando los brazos a cada lado. El rostro de Cradd por fin cambia de expresión, pasando de serio a uno sorprendido. No hubo sonrisa, tampoco risa, ni siquiera la expresión de un ganador; no, quedó estupefacto por mi cruda y directa respuesta. Tal vez él se lo estará tomando como una broma o una estrategia para convencerlo más rápido. Después de todo piensa antes de actuar este tipo, a pesar de estar completamente desquiciado. No hace ni dice las cosas sólo porque sí, siempre él quiere llevar una razón antes de actuar. También podrá estar pensando en si matarme o no como yo lo deseaba y las consecuencias que les traería cada opción.

Realmente yo no pensaba en nada, yo sólo dije eso porque quise. No tenía razones para vivir. ¿Drott muerto? ¿Para qué estoy viviendo entonces? ¿De qué servirá juntar los cuatro elementos y vestir las ropas de un antihéroe legendario? Sería alguien falso con poderes falsos. Tendría una cara falsa y una vida falsa. Sería un fantasma con cuerpo sólido. Así el plan de Cradd se llevará con facilidad, pero eso no me molestará porque estaré descansando en paz. Que los demás se las arreglen. Ya vi a una persona, a quien yo quería mucho, morir frente a mis ojos. Si mi futuro está destinado a ver más de este tipo de casos, entonces prefiero morir. ¿Para qué sufrir por nada?

- Esa pose y esa frase… ¿Intentas imitar al “Cuarto de Todos”? – preguntó fuera de contexto.
- ¿Qué? – pregunté obviamente sin entender.
- Olvídalo… Y no, no es el momento ideal para matarte – contestó por fin a mi frase.
- ¿Por qué no? Estoy deseando morir, ¿qué más esperas?
- Tu muerte no es necesaria ahora. Además, yo mismo me encargaré de que estés muerto en vida – respondió con ironía y enseñando una molesta sonrisa.
- ¿A qué te refieres con eso? – bajé los brazos.
- Yo haré que tu mundo se encierre más y más... No me preguntes cómo, pero te aseguro que terminarás así. Entonces, cuando estés encerrado en tu propio mundo, te alejarás de todas las personas y éstas te empezarán a olvidar con el tiempo.
- Eso es imposible – comenté alzando más la voz -. No puedes controlar mis pensamientos y mucho menos de los demás. ¿Qué pasa con las personas cercanas a mí? Dudo que me olviden, aunque pasen décadas y décadas.
- ¿Eso crees? – pregunta desafiante – Estás siendo muy optimista. Muy pronto todas esas personas, a quienes les dices “cercanas a ti”, conocerán a alguien en quien confíe más y lo querrá más, entonces por eso ya no necesitarán recordarte ni extrañarte.
- Mi prima ha tenido dos novios y nunca me ha olvidado.
- ¿Y qué pasa cuando ella está con su novio? ¿Te habla, al menos? ¿Te extraña? ¿Está pensando en ti? ¿Te busca? ¿Habla temas de ti cuando ha estado con sus novios? – me preguntó continuamente; no pude responder, todas eran un “no” – Ese silencio me responde a todo; tengo razón.

No había ninguna otra cosa que hacer, sólo agachar la cabeza. No tenía palabras para contrarrestar lo que me decía. Una opción que se me pasó a la cabeza fue Xavi, pero pensándolo bien… Él también terminaría apoyándose de alguna otra persona a quien quiere y confíe bastante. Es más, si yo terminara en “mundo propio”, algo así como dentro del muro que intento construir, él se aburrirá de insistirme en que salga de ese “mundo” y se alejará. Por más que la gente quiera sacarme de un lugar al que quiero estar a solas, no tendrán resultados positivos. En fin, hasta el momento, el muro está en pausa y no veo razones todavía para continuar construyéndolo. Sin embargo…

- Por cierto, ¿cómo está tu amiguita? – preguntó Cradd alejándose de mí.
- ¿A quién te refieres?
- A la chica de la que has hablado tanto últimamente – respondió dándose la vuelta para mirarme estando a unos metros de mí - ¿Prímula se llamaba?
- No te atrevas a decir su nombre – le respondí molesto, levantando la mirada.
- ¿Por qué? Yo no le puedo decir de otra forma, ¿no? Tengo todo el derecho de llamarla por su nombre – me dijo, a lo que yo quedé sin palabras para responder –. Bueno, me imagino que tampoco sabrás las razones del porqué tantos bichos han salido en Ikana.
- Tengo una idea de lo que pasó – le dije, llamándole la atención -. Lo único que llego a concluir es que todo eso fue culpa tuya.
- Y tu conclusión no es mala – me indicó sonriente -. Aunque se me pasó un poco la mano, porque mi objetivo no era llenar Términa con monstruos.
- ¿Eh? – quedé estupefacto, comenzando a creer algo que no quería creer; tras una pausa intento continuar - ¿Significa que…?
- Te has dado cuenta – contestó con tono más siniestro y enseñándome una mirada igual de oscuro -. ¿Acaso creías que solamente iba a dejar que esos bichos salgan de Ikana y sólo invadan Términa? No, hijo, no. Tu amiga era el objetivo.
- ¿Cómo…? – balbuceé, mientras escuchaba su molesta risa y comenzaba a sentir algo en mi interior; era caluroso, frío y turbio, como si varios sentimientos se mezclaran.
- Sólo falta el toque extra a todo esto: Stallord debe despertar dentro del Templo de la Torre de Piedra. Él se encargará de la destrucción total, pero eso a mí ya no me importa – pausa -. Qué felicidad, ¿no? Todo funcionó a la perfección: tú a tu amiga muerta. Vaya, y parece que me fue extremadamente bien, porque de hecho viste su muerte en vivo y en directo, algo que tenía menos de 1% de chances para que se cumpla.

Él terminó diciendo todo eso riendo nuevamente. Esa risa… esa molesta risa… El odio abundó más en mi interior. Sentía repugnancia por estar escuchándolo. Hasta sentí tristeza de nuevo por recordar lo sucedido con Prímula. La risa de Cradd resonaba cada vez más, provocando casi un dolor de cabeza. Creo que estaba teniendo los mismos síntomas en que tuve en el almuerzo en el castillo del día anterior. Maldita sea… Cradd… Sabía que los monstruos actuaban de esa manera por tu culpa, pero nunca pensé que lo hiciera para ese objetivo… Ese cruel y oscuro objetivo… ¿Qué hizo Prímula y su padre para que se merezcan ese destino? ¿¡Qué mierda hicieron!? ¡Nada! … Comenzaba a creer que el verdadero objetivo de Cradd era yo. Lo que él realmente quería era verme sufriendo al ver a Prímula muerta. Encima cometí un error peor: la vi morir, con mis propios ojos, en vivo y en directo. No puedo… ¡No puedo evitarlo!

Mucho odio ya había sido acumulado, así que todo mi brazo izquierdo se carga en llamas. La mano de ese mismo brazo se convierte en puño. Clavo una penetrante mirada llena de rabia hacia Cradd y me preparo para lanzarme hacia él. Era el momento de descargar ese odio que tenía. “¡Vete a la mierda!”, grité enrabiado mientras cargaba. Corrí y no tardé nada en estar frente a él. El brazo se movió inconscientemente para ponerle el puñetazo a mi cruel enemigo. Y estaba cerca… Tan cerca de darle su merecido golpe…

Mi puño fue detenido por Cradd. Cuando mi mano ya estaba centímetros de su mejilla, éste agarra mi puño con su mano derecha, sin inmutarse un poco. Una pequeña onda de energía se dispersa alrededor debido a que mi fuerte golpe se detuvo en seco. Entonces, el hombre “sin corazón” para de reír y me clava su mirada. Era fría, seria y hasta daba pequeños escalofríos. A continuación, éste me dice con tono siniestro y ritmo algo lento, para así burlarse: “Ni lo intentes, Brett”.

Después de sus palabras, todo el cuerpo de Cradd se enciende en llamas, algo parecido a como ocurrió conmigo cuando mis poderes aumentaron durante el enfrentamiento contra la cosa que cayó en el mundo cruel tiempo atrás. A continuación, Cradd da un rápido movimiento y sin darme cuenta, me impacta un potente puñetazo de su mano izquierda en mi vientre. Por esto salgo disparado hacia la entrada de la cueva, donde me estrellé con la tierra dura que tapaba todavía.

Terminé sentado en el suelo, quejándome del dolor por el golpe. Luego levanto la mirada con rabia hacia Cradd, quien ya había apagado sus llamas, y lo quedo mirando para luego gritarle: “¡Maldito!”. Al oír esto, él comienza a acercarse hacia mí caminando, sin haberme quitado la vista todo el rato con su fría mirada. Estando cerca de mí, Cradd se detiene y se hinca para mantener distancias de altura.

- Está prohibido atacar a tus superiores – me dijo en tono de lástima y burla a la vez.
- Prímula no merecía eso, tampoco su padre – le dije mirándolo enojado.
- Lo sé, no se lo merecían, pero si quiero que mis planes funcionen tenía que hacerlo. Ya estaba escrito – contestó sin enseñar una expresión en su rostro.
- Maldita cucaracha – murmuré bajando la cabeza, lleno de odio.
- ¿Cucaracha? Ten en cuenta que había altas posibilidades de que tu amiguita fuera salvada. La única cucaracha eres tú al no haberte preocupado por ella antes de tiempo.
- No me jodas... ¡Estaba en Celéstea!
- Por eso mismo – se sentó más con comodidad -. Tus sueños, el regalito que te había dado y no hacerle caso a tu percepción; todo eso tuvo que ver, ¿no? Ah, y conste que todo esto lo sé gracias a Drott; él me contó muchas cosas de ti – pausa -. Mira, yo no tengo la culpa de que no hubieras creído el mensaje de tus sueños. No tengo la culpa de que se te hubiera quedado ese regalo en no sé qué lugar y tampoco de que no le hicieras caso a tu percepción.
- No es mi culpa.
- ¡Lo es! – alzó la voz – Que yo haya sacado esos monstruos es mi culpa; que tú… – lo interrumpí.
- Por eso es tu culpa, sacaste a esos malditos monstruos y fueron a atacarla – contesté también alzando la voz, sin levantar la mirada hacia él.
- No, hijito, no. ¿Qué pasa si te hubieras alarmado por los sueños que tenías? Alcanzarías a salvarla, ¿cierto? Y encima las repetías una y otra vez, ¿no era razón de que comenzaras a preocuparte y bajaras a ver qué pasaba por acá?
- No jodas… - respondí en tono bajo.
- ¿Qué pasaría si hubieras escuchado sus mensajes con esa cosa que te regaló? ¡Habrías venido y la salvarías a tiempo!
- No es cierto, no alcanzaría… - decía sin querer reconocer que tenía razón.
- ¿Ves que yo no soy el único culpable? Es tu culpa por no haber llegado a tiempo. Es tu culpa por ser tan débil y beberte esa poción azul que traías contigo. ¡Es tu culpa de que tu amiga muriera! – exclamó levantándose del suelo.
- ¡No está muerta! – repliqué mirándolo al fin.
- ¡Sí, está muerta! Lo viste con tus propios ojos. ¡Reconócelo!
- Pero hoy no estaba…
- ¡Está muerta! – insistía y se hincó de nuevo – Entiéndelo: tu amiga-está-muerta.
- Hoy no estaba… - intentaba responder, pero mi voz se cortó.
- ¡Quizá qué imbécil se la habrá llevado, creyendo que estaba desmayada, herida o algo parecido momentos antes de que te recogieran! Pero, hijito mío, métetelo bien en la cabeza: tu amiga murió frente a ti. Murió – pausa larga -. Murió.

Resistí todo lo que pude, pero no aguanté más. Fui obligado a que esta barrera creada por mí se rompiera. Se fue a la mierda la protección que tenía para no recordar el suceso del día anterior… Justo en mi segundo intento para decir “Hoy no estaba conmigo”, podía ver todo con claridad. Veía el rostro de Prímula cuando la vi en Ikana, cuando la llevaba cargada en mis brazos, cuando estaba agonizando frente a mí, su sonrisa… Maldición, esa sonrisa… ¿Quién mierda se atreve a sonreír antes de morir? Cierto, yo era su primer y único amor. ¡Pero estaba muriendo! Tenía conciencia de que no me vería nunca más… ¿Por qué sonrió? ¿A qué vino esa repentina felicidad? ¿Fue porque moría con el chico que amaba? ¡No me jodas! Lo único que yo querría, si fuera ella en ese momento, es morir y no seguir sufriendo, a la vez de no dañar más a la persona que me acompañaría.

Esa cara de felicidad. Esos ojos que brillaban por las lágrimas y por estar viendo a la persona que amaba. Esa voz tan quebrada. Esas ropas teñidas de su sangre. Esa… esa… Una cruda palabra de Cradd resuena: “Murió”. Sí, Prímula murió. No había nada que se le pueda hacer. Mi peor error fue no haber obedecido a los mensajes que me otorgaban mis sueños; no llevar el aparato de Prímula conmigo y escuchar a tiempo sus advertencias; no hacer caso a mi percepción de que algo malo pasaría con; haber bebido esa poción azul que la hubiera curado; no haber corrido más rápido… ¡Mierda! ¿Y aun así Prímula me sonríe frente a mí antes de su muerte? ¿Después de que por culpa mía, por ser tan irresponsable y débil, ella estuviera muriendo? No me lo perdono… No me lo perdono…

- ¿Te das cuenta de que tú eres la única cucaracha en todo esto? No sirves para nada. Que tengas esa espada y tres elementos en tu poder es un insulto al honor de todos los antihéroes.
- Pero… yo…
- Eres débil. La sangre de un verdadero antihéroe no corre por tus venas. Sólo eres un impostor y que ahora estorbas el camino del verdadero “Último de Todos”, es decir, a mí. Deberías desaparecer. Eres sólo un Hylian que por casualidad saliste parecido al “Primero de Todos”, pero no eres el “vengador”; yo lo soy, y lo estoy siendo ahora por haber aniquilado a Drott – me decía y yo sólo escuchaba cabizbajo -. Lo mejor será es que te vayas al mundo de donde viniste; no vale la pena que estés acá, deja de perder el tiempo, ¿está bien? – se levanta – Así te ahorras una muerte segura en busca del cuarto elemento y vives una vida feliz en el otro lado.
- Prímula… - dije en tono muy bajo, casi como susurro.
- Prímula está muerta. Llamándola no la revivirás – me decía fríamente -. Al menos ya te diste cuenta quién es realmente el culpable… Esto tal vez te ayude para que no seas tan irresponsable e inseguro – pausa -. Ahora, vive con esta carga de culpabilidad por el resto de vida, hijo; tu amiga murió por culpa tuya.
- Prímula… - repetí con el mismo tono, aunque esta vez balbuceando.

Cada frase y palabra que decía Cradd, era una herida más en mi interior. Ya no eran golpes, eran tajos profundos. A la vez, las heridas que se crearon con la muerte de Prímula se reabrían. Hasta aquí llegaron las eficaces cicatrices que me dio Glasse… Rotas fácilmente por Cradd. Las imágenes de estos recuerdos que cualquiera desearía olvidar, regresan a mi mente. Más dolor todavía… No lo soportaba. El nudo era muy molesto. Frente a mi enemigo las lágrimas comienzan a derramarse por mi rostro. Él no me dijo ninguna palabra, sólo se quedó mirando. Podía sentir su mirada. Una mirada que me avergonzaba por el estado en que yo estaba, pero el dolor de las heridas eran más fuertes. Era tanto que sólo quería botar todo ese dolor a través de las lágrimas.

En algún momento, Cradd dice: “Me percibe, así que debe estar cerca... Debo irme, hijito. Hasta otra”. Su voz ya no era la misma que escuché al estar en la entrada de la cueva, sino que una más confiada. Estaba más alegre. Parece que había cumplido con otro objetivo… No me di cuenta cómo lo hizo, pero de un rato a otro Cradd había desaparecido. Recuerdo que justo antes de su desaparición, alcancé a ver otro tipo ubicado en lo profundo de la cueva. Como estaba tan oscuro y sus ropas parecían ser negras, no lo pude ver bien. Además, yo veía todo más brillante y borroso producto del llanto. Parece que Cradd y ese tipo se teletransportaron.

Tras ese suceso, los recuerdos de Prímula continuaron recorriendo mi mente. Llegaba a ser perturbador. No podía quitarla de mi cabeza. No podía pensar en otra cosa. Iban y venían recuerdos de lo sucedido ayer. Mi desesperación, mi respiración, el miedo que tenía, la tristeza; todo lo volvía a vivir en primera persona de nuevo. A veces resonaban frases de culpabilidad. A veces resonaban preguntas de Cradd y mías. Las lágrimas caían con brusquedad de vez en cuando. Me sentía derrotado. Me sentía débil. Me sentía cansado. El hombre al que enfrenté me dio K.O. con este tema. Abrió mis heridas con efectividad. Por un momento se sentía que se adentró fácilmente a mi memoria y en lo profundo consiguió “el vídeo” de la muerte de Prímula, para dejarla reproduciendo una y otra vez en mi cerebro… Parece que ese mensaje suyo, “haré que te encierres en tu mundo”, comenzaba a tener efectividad en ese momento. Varios ladrillos se introdujeron al muro.

Perdido en los duros recuerdos escucho sonidos de golpes afuera. Alguien golpeaba con mucha fuerza el murallón de tierra. ¿Por eso Cradd escapó? Entonces era Xavi. Él no escaparía con la presencia de otra persona. Te tardaste, protector. El tipo éste parece que alcanzó a hacer todo lo que quería a tiempo. Pensé que eras un fuerte guerrero, pero parece que una estúpida te trajo problemas. Qué irónico. Pudo contra Cradd antiguamente y ahora una pendeja le hace lo que se le da la gana… El murallón de tierra se rompe y mi muro comienza a crecer. Ahora sólo estoy sollozando. Xavi aparece mirando todos los alrededores y no encuentra a quien buscaba. Enseña una mueca demostrando molestia al no encontrar su objetivo y luego se dirige a mí.

Xavi me atendió mientras yo estaba sentado en el suelo. No entendía nada el porqué yo había llorado y estaba allí, sentado y cabizbajo. Al principio me hacía preguntas y yo no respondía, por lo que me insistía llamándome por mi nombre. Así me “sacaba” un rato de los recuerdos. Levantaba un poco la cabeza, lo miro por un segundo y luego me agacho de nuevo. No tenía ganas de hablar. No tenía ganas de ver la cara de otra persona. Creo que ni siquiera de levantar la cabeza y mantener la mirada al frente. Estaba perdido en mis pensamientos. Creo… creo que ya ni recuerdo mucho lo que pasó.

Supongo que Xavi en algún momento se cansó de insistirme, así que me llevó hasta la Ciudad Reloj. Recuerdo que cuando mi conciencia estaba mejor, vi a Linik recostado en una de las literas de la habitación de huéspedes. Eileen se había despertado. Xavi no estaba en ningún rincón del cuarto. Yo me hallaba sentado en la parte baja de una litera, cabizbajo como siempre. Todavía no quitaba los pensamientos de Prímula. Aún estaban dando vueltas y vueltas en mi cabeza; eso impedía que mi ánimo subiera.

Me sentía realmente mal. Tristeza más que rabia. Sí, estaba cargado en tristeza y pena. Lamentos. Jugaba con los dedos de mis manos mientras estaban entrecruzadas. Miro mis manos o las tablas del suelo. Imagino la cara de Prímula en cada instante. Los recuerdos pasan y pasan… Creo que las heridas de ahora estaban muy profundas. Anteriormente pude mantenerlas en el olvido, pero ahora ya no… Más se agrega toda la mierda que me dijo Cradd. Soy débil. Mató a Drott. Soy un impostor. Él es el verdadero “Último de Todos”. Yo tuve la culpa por la muerte de Prímula. Él fue más responsable del caos que de la muerte. Viene un cuarto elemento. ¿Qué sentido tiene eso ahora?

A la mierda con lo de antihéroe… Creo que las ropas me comienzan a pesar. Mi equipamiento se transforma en una carga. La gente que me cuida se convierte en títeres. Yo me convierto en nada. Soy nada. Fui, soy y seré nada. No tengo otra alternativa… El destino que según tendría se fue a la reverenda mierda. Parece que solamente seguiré viviendo como un humano común y corriente en el mundo cruel. Pero… pero… ¿Qué pasaría si Cradd estuviera mintiendo y no mató a Drott? Tal vez hubiera escapado por sí mismo, dejando atrás a su “maestro”. Ahora él comenzaría con su rebelión, se hará más fuerte y si llega a ser posible, se enfrentará a Drott para vencerlo. Creo que de algún modo, igualmente no serviría de nada mi presencia…

Estorbo. Parece que eso es lo que soy. Soy un estorbo dentro de la sociedad. Soy eso para Cradd, para Hyrule, para la gente del mundo cruel, para los flaites, para mi familia adoptiva, para Eileen y su noviazgo con el imbécil, para Zelda, para Aura, para Glasse y el otro protector, hasta incluso para Xavi. Un estorbo para todos; eso soy. Parece que no sólo soy un antihéroe falso, tampoco sólo soy “nada”, sino que soy una molestia. Fastidio la vida de los demás. Sin mí, Eileen sería más feliz con el imbécil. Sin mí, Xavi podría realizar su vida tranquilamente. Sin mí, Cradd llevaría a cabo su plan. Sin mí, el mundo cruel viviría sin alguien a quien odie. Sin mí, la familia adoptiva tendría paz en su hogar. Sin mí… Prímula, su padre y la anciana no hubieran muerto…

Culpa. Ahora también se agrega culpabilidad en mí. Soy el culpable de crear problemas a los demás. Persona que quiera relacionarse conmigo sufrirá, cambiará todo el destino de su vida a mal. El culpable seré yo. Yo soy el que otorgo energías negativas. Yo tengo la culpa de que las personas arriesguen su vida. Eileen debería estar muerta, pero resucitó con ayuda. Prímula murió. Unos cuantos en el mundo cruel también murieron tras la llegada de esa cosa que invadió. Tal vez yo fui la razón del porqué eso llegó a atacar. Eso significa que yo también tendría la culpa de la pérdida de vidas inocentes en ese mundo. Jóvenes que tenían toda una vida por delante. Mi lema será: “Hola, soy Brett. Un gusto cagarte la vida a partir de ahora”.

La puerta en la habitación de huéspedes se abre. Se escucha una voz femenina y otra masculina. No presté atención, mucho menos desvié la mirada a las personas que entraban. Sólo estaba ahí, sentado en la litera y mirando el suelo del cuarto. Los pasos de estas personas se acercan al sitio donde yo estaba. Primero huelo un perfume agradable que conocía: Eileen. Luego alguien que tenía impregnado en sus ropas múltiples olores, varios provenientes de Ikana, más el ritmo de sus pasos se reconocía: Xavi. Mi prima se pone frente a mí y se arrodilla para mirarme. Vio mi cara “muerta” y sin reacción alguna. El rostro de ella enseñaba lástima.

- Oye, ¿estás mejor? – preguntó, pero yo no respondí – Mira, Xavi y yo estamos muy preocupados de tu situación. No has dicho ninguna palabra desde que llegaste. ¿Qué te pasó? – volvió a preguntar, no obstante, yo continuaba sin responder y evitaba mirarla.
- Brett – me llamó Xavi después de haberse creado una pausa -, nosotros queremos ayudarte, pero si no nos dices lo que pasó no podemos hacer nada. Así que cuéntanos, ¿qué te hizo o te dijo Cradd en la cueva? – preguntó también, pero no hubo respuesta mía – Vamos, Brett, ¿qué te hizo ese tipo?
- Ya po, Brett, responde…
- Es mi culpa – contesté al fin con tono bajo.
- ¿Culpa de qué? – preguntó extrañado Xavi; mi prima repitió lo mismo.
- Yo tuve la culpa de que Prímula murió.

Al oír esas frías palabras, Eileen se sorprende y Xavi queda casi estupefacto. Él no entendía muy bien el tema de Prímula; no le he contado la historia. En la habitación se creó un pequeño silencio, pero bastante incómodo. Era como si estuviéramos en un funeral o un velorio de alguien que asesinaron y yo declaraba mi culpabilidad por realizar el crimen. Eileen intentó decir algo, pero su sorpresa, y quizás malentendido, le impidió soltar una palabra. Xavi finalmente rompió el hielo. Obviamente preguntó a qué me refería y qué fue lo que supuestamente hice con Prímula. Entonces, sin esforzarme ni nada parecido, comencé con mi larga respuesta: la historia completa de lo sucedido, desde mis sueños hasta la muerte de Prímula. Tenía todos los fúnebres recuerdos en mi memoria y ya había llorado.

- Vaya, lo siento por Prímula, Brett – dijo Xavi cuando acabé de contar la historia -. Pero ahora que he escuchado todo, ¿no te parece una estupidez pensar que ella murió por culpa tuya? No hiciste nada malo.
- Xavi tiene razón, Brett – apoyó Eileen -. Cuando dijiste eso pensaba que le habías hecho algo malo…
- Y en realidad lo hice – contesté con la cabeza agachada.
- A ver, dinos qué le hiciste – dijo Xavi en plan de pregunta, sentándose en la litera que estaba al frente.
- La decepcioné, ya que ella me amaba y confiaba en mí, pero yo no pude hacer nada para salvarla y sólo la dejé morir.
- No es razón suficiente. Además ella recibió una mordida de un Gibdo, era inútil que la pudieras salvar.
- Y esa es la otra culpa que tengo: mi debilidad.
- ¿Qué cojones tiene que ver eso? – continuaba Xavi intentando recapacitarme, mientras Eileen solamente escuchaba.
- Tiene que ver, porque si no fuera por mi debilidad, no habría sido necesario beber la poción azul que llevaba; si no la hubiera bebido, entonces podría haberla salvado.
- Yo todavía sigo pensando que no estás justificando nada – replicó Xavi levantándose -. Es completamente normal que llegases a beber esa poción, ya que Ikana estaba repleto de monstruos. Era imposible que salieras ileso ahí sin ayuda. Además, tú no sabías si Prímula estaba viva o no y mucho menos ibas a saber que la morderían rato después, así que tenías toda la libertad de beber la poción. Y Brett, fue Cradd el que empezó con todos los problemas en Ikana, ¿no? Entonces él es el verdadero culpable.
- Es cierto – habló al fin Eileen, acercándose más a mí -. Ese tipo fue el causante del desastre, así que él tiene la culpa.
- No lo entienden… - dije en tono muy bajo.

Sí, estos dos no lo entienden realmente. Es cierto: Cradd fue la gran causa. No obstante, su verdadero objetivo era yo. Él quería que me acercara a Ikana, atrayéndome de la peor manera. Y claro, había muchas posibilidades de que pudiera salvarla, así que no debía quejarme. A las finales llegué, pero tardé demasiado y no alcancé rescatar a mi amiga. Yo sabía que algo malo estaba pasando o llegaría a pasar en el cañón cuando yo viajaba por Sobre las Nubes; ustedes lo pudieron leer en dos capítulos anteriores. Pero no, preferí seguir buscando el Elemento del Aire que preocuparme de Prímula… Mi percepción y los sueños lo decían, pero ni caso. También influye mi irresponsabilidad al no llevar el aparato de comunicación y mi debilidad en batalla. Maldita sea, si hubiera sido Linik o Xavi no recurriría a la poción azul y así salvaría a Prímula. Pero no, soy débil. Una cucaracha, como me describía Cradd.

“No sé qué gilipolleces te habrá dicho ese maldito en la cueva, pero de seguro sólo fueron falacias y cosas sin sentido para dejarte de esta manera. Brett, no caigas en su juego. De hecho, no entres en un juego suyo por el momento, porque terminarás perdiendo como ahora”, me dijo Xavi después de haberse creado un silencio en la habitación. Yo pensaba, Eileen me miraba y mi protector reflexionaba para sacar esa conclusión. Cuando esas palabras terminaron de escucharse por el cuarto, un nuevo silencio se creó. Era un fiestón de silencios. Es entonces cuando volví a pensar: ¿Cradd me habrá dicho todo eso a propósito? Es más, ¿él planeó decirme todas esas cosas desde un principio? Así podría derrumbar toda mi motivación para varias cosas, como por ejemplo: conseguir el último elemento. Claro, él es un tipo estratégico y parece gustarle planear todas las cosas desde antes. Pero pensándolo mejor… ¿Cómo podría llegar a saber que tendríamos esas conversaciones? Sería todavía más increíble si fuera bueno para improvisar…

Lo decidí. Intentaré dejar de lado la conversación con Cradd y así centrarme en lo que pasa ahora. Así que con algo de esfuerzo levanté por fin la mirada, dibujé una pequeña sonrisa forzada y afirmé meneando la cabeza al último comentario de Xavi. Eileen igual sonríe y mi protector queda un poco más satisfecho, demostrándolo con un suspiro y enseñando también una pequeña sonrisa. Al verme de esta forma, mi prima se abalanza sobre mí y me abraza con fuerzas diciendo: “Me tenías preocupada… Actuabas demasiado raro”. Tras ese comentario, yo dirijo la mirada hacia Xavi, quien dice lo mismo que Eileen, pero con palabras diferentes. De esta forma, todo el ambiente tenso se estaba yendo, pero los recuerdos malos seguían en mi mente y las heridas en mi interior aún no se cicatrizaban.

Finalmente, Xavi dejó la habitación diciendo que iba a la cocina para comer algo. Había quedado casi a solas con Eileen, de no hubiera sido por Linik que estaba durmiendo. Dejando al fin el abrazo, ella me pregunta: “Brett, dejando de lado todo, ¿no crees que ese chico que duerme allá se parece mucho a Raúl?”. Ella indicó a Linik mientras preguntaba. No me quedó otro remedio que responderle, diciendo que realmente su ex novio es en realidad un Terminiano, el héroe de Términa y que puede viajar al mundo cruel siempre que quiera. Como era de esperarse, Eileen se sorprende bastante por la respuesta y dirige la mirada a él, quedando pensativa un rato. Yo no sabía qué decir y tampoco quería saber en qué pensaba, así que sólo agaché la cabeza y jugué con mis manos. Cuando volvió en sí, Eileen me dice que iría al baño y me esperaría en el primer piso. Abre la puerta y sale de la habitación. Yo la había quedado mirando nada más.

Quedé solo de nuevo. Regreso mi mirada hacia mis manos. No había caso. No podía pensar en otra cosa que no sea los malditos recuerdos. Pasé todo el resto del día y la noche recordando y recordando. Por culpa de eso me costaba sonreír. En la cena no tenía mucha hambre, por lo que no comí mucho. Tampoco me quedé tanto rato en la mesa, puesto que sólo estaba concentrado en los recuerdos y no en las conversaciones. Mi rostro tal vez expresaba tristeza. Estaría expresando una cara “muerta”, sin ánimo para nada. Creo que cualquiera se desanimaría con tan sólo ver mi cara durante esas horas.

Me paseaba por toda la posada. Llamaba la atención de la gente, sobretodo de Eileen y Xavi que me miraban frecuentemente. Hasta sentía que me espiaban. En una ocasión entré a la habitación de la Abuela de Anju, la anciana de la posada. Ella contaba cuentos, así que me pareció interesante. Esto podría funcionar un poco para quitarme los recuerdos malos, al menos durante unas horas. Me acerqué a la anciana y le hablé. Me confundió con un tal “Tortus”. Le dije que me llamaba Brett y era un visitante de la posada, pero ella insistió en que era la otra persona. Al ver que no funcionó la corrección y no tenía ganas de explicar ni nada parecido, preferí escoger un cuento rápidamente: “El Carnaval del Tiempo”. Me senté en la alfombra de la habitación y comencé a escuchar la historia. Pasaba y pasaba el tiempo… y me quedé dormido.

Pasaron exactamente dos horas, desde que el cuento de la Abuela de Anju había comenzado, al despertarme. El tiempo pasó volando… y ahora tocaba ir a dormir. Ya eran casi las 12:30 hrs. Agradecí a la anciana por contarme la historia y ésta responde amablemente que no me vuelva a dormir para la siguiente ocasión. Salgo del cuarto y me dirijo a la habitación de huéspedes. Los recuerdos del día anterior volvieron a mi cabeza… parece que definitivamente no las podía quitar. Llegué a la habitación. Todos dormían, inclusive Xavi y otras dos personas que hospedaban, pero Eileen no estaba. Preocupado aumento mi sentido olfativo para hallarla; no estaba en ningún rincón de la posada. Continúo rastreando por la ciudad y la encontré, sin embargo, otro olor que parecía conocido estaba junto a ella… Ese olor… ¿El imbécil?

¡Lo que faltaba para rematar la noche! Diosas, pero qué día de mierda he tenido… Prímula muere, hago lo posible para no recordar esos momentos; después me entero de una mentira, el viaje a Ikana nos fue de lo peor y los recuerdos de la tragedia en el cañón no se van de mi memoria desde que salí de allí. Genial, ahora este hijo de perra de Altárea vendrá a cagarme más mis días. Más ladrillos se introducen al muro… Me tiendo en la litera correspondiente y quedo mirando a la cama de arriba, lugar donde dormía Xavi. Eso funcionaba como techo.

Recordaba, recordaba y recordaba… Podía recordar la conversación con Cradd, la muerte de Prímula, mi rabieta en el Castillo de Hyrule, mi envidia de que el imbécil esté con Eileen… Todo mal, todo negativo. ¿Sigo mi viaje hacia el cuarto elemento? No sé. Xavi tendría que obligarme, porque realmente no tengo ganas de ir. ¿Qué pensaría Zelda si renuncio a mi viaje? La defraudo y perderé confianza total con ella. Pierdo todo. Creo que comenzaba a perder todo, incluso mis razones de vivir. Parece que el “mundo maravilloso” se convirtió en un mundo igualito al mundo cruel. ¿Dónde quedó el césped verde? ¿Dónde quedó ese país que me dejaba atónito por su belleza y ambiente? ¿Dónde quedaron esas energías llenas de vida que tenía al estar en estas tierras? No lo sé, parece que todo murió. De hecho, toda esa maravilla añadida a mi propio mundo se moría igual…

Todo comienza a marchitarse y ponerse opaco. Aun así, todavía hay gotas de esperanza. Todavía se ilumina mi mundo con un cielo azulado, con varias áreas de césped vivo, con árboles moviendo sus hojas con el viento, con plantas enseñando sus flores, con cercas muy bien diseñadas, una laguna brillando por la luz del sol, lo mismo se dice para una cascada, hasta un arcoíris se incluía en el mundo. No obstante, en toda esa belleza hay algunas partes que se cubren por oscuridad: es un muro construido de ladrillos grises. Su sola apariencia daba malestar y mataba todo lo que tenía en su alrededor. Las plantas, el césped, hasta el cielo, que cambiaba a un color rojo sangriento, parecían morir en los lugares más cercanos al muro. Es una muralla de unos seis metros de altura, que ya tiene cubierto todo un lado de un cuadrado y ahora comenzaba expandirse a través de los dos lados que estaban paralelos. Parece que piensa seguir creciendo.

Este muro se ve peligroso, no se debe tocar. Ni siquiera los ladrillos que lo construyen deben tener contacto con un ser vivo. Tienen un aura muy intensa y oscura. Produce mucho malestar y sentimientos negativos. Creo que el muro es tan peligroso que podría controlar a una persona… Cada vez que lo veo, por alguna razón, me empieza a llamar más la atención, especialmente cuando estoy malhumorado. En esa misma noche me dio una rabia gigantesca al saber que el maricón de Altárea vino a joder en Términa, por lo que sentí una gran atracción al muro. En ese preciso momento, se estaban añadiendo unos pocos ladrillos. Quizás mi propia mente manejaba el control de este muro, así como su destrucción, su detención, o incluso su derrumbe.

Era todo opaco. Mi visión ya no veía luminosidad mientras estaba recostado. Tenía colores parecidos a lo que se ve en los alrededores del muro. No era solamente por el hecho de que estaba de noche; desde el momento en que salí del Cañón Ikana, todo ha sido opaco. Parece un mundo semimuerto. Se parece mucho a la ambientación que veo frecuentemente en el mundo cruel. Parece que Términa se fue a la mierda. Ya no es como Hyrule, no es como Celéstea, tampoco como Sobre las Nubes. Es un “mundo cruel” más. Es un mundo donde la construcción del muro en “mi mundo” acelera. Me iré de este lugar con recuerdos para olvidar y que son inolvidables. Irónico. A veces pienso… En todos estos años pienso que Términa, un mundo donde la mayoría de mis antepasados nacieron, fue el lugar donde la caída inició. La caída de todo. El derrumbe de las cosas buenas. El borrado de memoria a mis momentos más felices. La introducción a la crisis… Sí, fue aquí la iniciación de la caída. Las energías de mis antepasados no ayudaron en nada. Muchas gracias.

Continuará

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